Procede del griego, de δελφίς. Es definido por la RAE como “cetáceo
piscívoro, de dos y medio a tres metros de largo, negro por encima, blanquecino
por debajo, de cabeza voluminosa, ojos pequeños y pestañosos, boca muy grande,
dientes cónicos en ambas mandíbulas, hocico delgado y agudo, y una sola
abertura nasal. Vive en los mares templados y tropicales”.
Ya en griego antiguo tenía ese significado, y así puede hallarse
en la Odisea de Homero (s. VIII a.C.),
en Hom. Od. 12.93-97:”μέσση μέν τε κατὰ σπείους κοίλοιο δέδυκεν, ἔξω δ᾽ ἐξίσχει
κεφαλὰς δεινοῖο βερέθρου, αὐτοῦ δ᾽ ἰχθυάᾳ, σκόπελον περιμαιμώωσα, δελφῖνάς τε
κύνας τε, καὶ εἴ ποθι μεῖζον ἕλῃσι κῆτος, ἃ μυρία βόσκει ἀγάστονος Ἀμφιτρίτη” (de la mitad para abajo
está escondida en la hueca gruta, pero tiene sus cabezas sobresaliendo fuera
del terrible abismo, y allí pesca -explorándolo todo alrededor del escollo-,
por si consigue apresar delfines o perros marinos, o incluso algún monstruo
mayor de los que cría a miles la gemidora Anfitrite).
También
se llamaba de este modo a una constelación, como muestra Arato (s. III a.C.) en
sus Fenómenos: “δελφὶς δ᾽, οὐ μάλα
πολλός, ἐπιτρέχει Αἰγοκερῆϊ μεσσόθεν ἠερόεις: τὰ δέ οἱ περὶ τέσσαρα κεῖται
γλήνεα, παρβολάδην δύο πὰρ δύο πεπτηῶτα (el Delfín, que no es muy grande, se
desliza encima del Capricornio, oscuro en su parte central; mas cuatro
estrellas brillantes marcan su contorno, dispuestas dos a dos en líneas
paralelas) Arat. 1.315.