lunes, 25 de julio de 2016

Abismo

Abismo procede del adjetivo griego ἄβυσσος, -οu (ἄ- pref. privativo; βυσσος “fondo”), la RAE define este término como “profundidad grande, imponente y peligrosa, como la de los mares, la de un tajo, la de una sima, etc; realidad inmaterial inmensa, insondable o incomprensible; diferencia inmensa; infierno (‖ lugar de castigo eterno); punto o parte central del escudo; maldad, perdición, ruina moral”. El origen de todas las acepciones parece haber sido el de profundidad, a partir del cual habría tomado connotaciones religiosas como señala el orden de las mismas.
Heródoto de Halicarnaso (s.V a.C.) utilizaba este término con su significado físico de gran profundidad, tan grande que parece no tener fin, de modo que en Hdt.2.28 dice: “τὰς ὦν δὴ πηγὰς τοῦ Νείλου ἐούσας ἀβύσσους ἐκ τοῦ μέσου τῶν ὀρέων τούτων ῥέειν, καὶ τὸ μὲν ἥμισυ τοῦ ὕδατος ἐπ᾽ Αἰγύπτου ῥέειν καὶ πρὸς βορέην ἄνεμον, τὸ δ᾽ ἕτερον ἥμισυ ἐπ᾽ Αἰθιοπίης τε καὶ νότου” (manan en medio de ellos las fuentes del Nilo, abismos sin fondo en su profundidad, de cuyas aguas la mitad corre al Egipto contraria al Bóreas, y la otra, opuesta al Noto, hacia la Etiopía).

Siguiendo con el concepto de grandeza, Esquilo (s.V a.C.) presenta este término de forma más abstracta,  sin el sentido físico de profundidad. En Aesch. Seven 945 encontramos “ἔχουσι μοῖραν λαχόντες οἱ μέλεοι διοδότων ἀχθέων: ὑπὸ δὲ σώματι γᾶς πλοῦτος ἄβυσσος ἔσται” (ya tienen, míseros, la parte que les corresponde de los sufrimientos que los dioses envían. Debajo de sus cuerpos habrá una insondable riqueza de tierra).

Por último, la religión cristiana reinterpretó el concepto de gran profundidad como el infierno. En el nuevo testamento (Lucas) se puede encontrar de esta manera: “καὶ παρεκάλουν αὐτὸν ἵνα μὴ ἐπιτάξῃ αὐτοῖς εἰς τὴν ἄβυσσον ἀπελθεῖν” (y le pedían que no los enviase al abismo) Lu. 8.31.

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