Faetón
alardeaba con sus amigos de que su padre era el dios-sol. Éstos se resistían a
creerlo e incluso uno de ellos decía ser hijo de Zeus, lo cual enojó a Faetón y
provocó que acudiese a su padre Helios. Cuando juró por el río Estigia darle lo
que pidiera, Faetón quiso conducir su carruaje (el sol) un día. Aunque Helios
intentó disuadirle, se mantuvo inflexible. Llegado el día, Faetón se dejó
llevar por el pánico y perdió el control de los caballos blancos que tiraban
del carro. Primero giró demasiado alto, de forma que la tierra se enfrió. Luego
bajó demasiado, y la vegetación se secó y ardió, convirtiendo accidentalmente
en desierto la mayor parte de África y quemando la piel de los etíopes hasta
volverla negra. Finalmente, Zeus fue obligado a intervenir golpeando el carro
desbocado con un rayo para pararlo, y Faetón se ahogó en el río Erídano.
Debido
a la leyenda mitológica, se designó con el nombre de Faetón a un tipo de
carruaje, como indica la RAE. Pero el significado original del término griego
no era ese, sino brillante o resplandeciente, como se puede leer en la Ilíada de Homero (s. VIII a.C.), en
fragmentos como el Hom. Il. 11.735: “εὖτε γὰρ ἠέλιος φαέθων ὑπερέσχεθε γαίης; συμφερόμεσθα
μάχῃ Διί τ᾽ εὐχόμενοι καὶ Ἀθήνῃ” (Cuando el resplandeciente sol apareció en lo
alto, trabamos la batalla, después de orar a Zeus y a Atenea).
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