El
término proviene del griego, Ὠκεανός. Los griegos pensaban que se trataba de
una gran masa de agua que rodeaba la tierra por completo, aunque para ellos la
tierra era mucho más pequeña de lo que es realmente. Su concepto de océano
tenía un componente mitológico, como se muestra en fragmentos como el
siguiente, de la Ilíada de Homero (s.
VIII a.C.): “ἔνθ᾽ αὖ Τυδεΐδῃ Διομήδεϊ Παλλὰς Ἀθήνη; δῶκε μένος καὶ θάρσος, ἵν᾽ ἔκδηλος
μετὰ πᾶσιν; Ἀργείοισι γένοιτο ἰδὲ κλέος ἐσθλὸν ἄροιτο; δαῖέ οἱ ἐκ κόρυθός τε καὶ
ἀσπίδος ἀκάματον πῦρ; ἀστέρ᾽ ὀπωρινῷ ἐναλίγκιον, ὅς τε μάλιστα;λαμπρὸν παμφαίνῃσι
λελουμένος ὠκεανοῖο” (entonces Palas Atenea infundió a Diomedes Tidida valor y
audacia, para que brillara entre todos los argivos y alcanzase inmensa gloria,
a hizo salir de su casco y de su escudo una incesante llama parecida al astro
que en otoño luce y centellea después de bañarse en el Océano) Hom. Il. 5.6.
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