Símbolo se
halla definido en el diccionario de la RAE como “elemento u objeto material
que, por convención o asociación, se considera representativo de una entidad,
de una idea, de una cierta condición, etc; forma expresiva que introduce en las
artes figuraciones representativas de valores y conceptos, y que a partir de la
corriente simbolista, a fines del siglo XIX, y en las escuelas poéticas o
artísticas posteriores, utiliza la sugerencia o la asociación subliminal de las
palabras o signos para producir emociones conscientes; representación gráfica
invariable de un concepto de carácter científico o técnico, constituida por una
o más letras u otros signos no alfabetizables, que goza de difusión
internacional, y que, a diferencia de la abreviatura, no se escribe con punto
pospuesto; emblema o figura accesoria que se añade al tipo en las monedas y
medallas”.
El
término símbolo procede del latín symbŏlus, que a su vez era un préstamo del griego
σύμβολος. La voz griega estaba compuesta de συν, con, y βολος (verbo βάλλω),
lanzado, tirado, de modo que podía referirse a un símbolo o a una contraseña.
En origen se trataba de un objeto partido en dos, del que dos personas
conservaban cada uno una mitad. Estas dos partes servían para reconocer el
compromiso o la deuda de los participantes.
De
este modo aparece en las Historias de
Heródoto (s. V a.C.), en Hdt. 6.86a/b: “ταῦτά τε ὦν ἐπιλεγομένῳ καὶ βουλευομένῳ
ἔδοξέ μοι τὰ ἡμίσεα πάσης τῆς οὐσίης ἐξαργυρώσαντα θέσθαι παρὰ σέ, εὖ ἐξεπισταμένῳ
ὥς μοι κείμενα ἔσται παρὰ σοὶ σόα. σὺ δή μοι καὶ τὰ χρήματα δέξαι καὶ τάδε τὰ σύμβολα σῶζε λαβών: ὃς δ᾽ ἂν ἔχων ταῦτα
ἀπαιτέῃ, τούτῳ ἀποδοῦναι. ὁ μὲν δὴ ἀπὸ Μιλήτου ἥκων ξεῖνος
τοσαῦτα ἔλεξε, Γλαῦκος δὲ ἐδέξατο τὴν παρακαταθήκην ἐπὶ τῷ εἰρημένῳ λόγῳ.
χρόνου δὲ πολλοῦ διελθόντος ἦλθον ἐς Σπάρτην τούτου τοῦ παραθεμένου τὰ χρήματα
οἱ παῖδες, ἐλθόντες δὲ ἐς λόγους τῷ Γλαύκῳ καὶ ἀποδεικνύντες τὰ σύμβολα ἀπαίτεον τὰ χρήματα’’ (hechos, pues, tales
discursos y sacadas conmigo estas cuentas, me resolví a vender la mitad de
todos mis haberes y a depositar en su poder la suma que de ellos sacase, bien
persuadido de que en tus manos estaría todo salvo y seguro. “Allí tienes, pues,
ese dinero; tómalo juntamente con el símbolo
que aquí ves; guárdalo, y al que te lo pida presentándote esa contraseña; me
harás el gusto de entregárselo.” Estas razones pasaron con el forastero de
Mileto, y Glauco, en consecuencia, se encargó del depósito bajo la palabra de devolverlo.
Pasado mucho tiempo, los hijos del Milesio que había hecho el depósito, venidos
a Esparta y avistados con Glauco, pedían su dinero presentándole la consabida contraseña).
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