El
origen de este término reside en el latín thesaurus, y éste a su vez, en el gr.
θησαυρός, que se refería a algo valioso (en dinero o en utilidad), pero también
carcaj, cofre o incluso calabozo o caverna. Como algo valioso podemos
observarlo en los discursos de Isócrates, como en A Demónico (Isoc. 1 29): “τοὺς ἀγαθοὺς εὖ ποίει: καλὸς γὰρ θησαυρὸς
παρ᾽ ἀνδρὶ σπουδαίῳ χάριςὀφειλομένη” (haz bien a los buenos; pues es un hermoso
tesoro el reconocimiento agradecido de un hombre de bien).
Como
infraestructura puede observarse, por ejemplo, en el Filopemen de Plutarco, en Plut. Phil. 19: “οὐ μὴν ἀλλὰ κομίσαντες αὐτὸν
εἰς τὸν καλούμενον Θησαυρόν, οἴκημα κατάγειον οὔτε πνεῦμα λαμβάνον οὔτε φῶς ἔξωθεν
οὔτε θύρας ἔχον, ἀλλὰ μεγάλῳ λίθῳ περιαγομένῳ κατακλειόμενον, ἐνταῦθα
κατέθεντο, καὶ τὸν λίθον ἐπιρράξαντες ἄνδρας ἐνόπλους κύκλῳ περιέστησαν” (mas
lo que por entonces hicieron fue llevarlo al que llamaban Tesoro, un edificio
subterráneo al que no penetraban de afuera ni el aire ni la luz, y que no tenía
puertas, sino que lo cerraban con una gran piedra que ponían a la entrada).
No hay comentarios:
Publicar un comentario