La
RAE define este término como “flujo de sangre por rotura de vasos sanguíneos”.
De hecho este término proviene del griego αἱμορραγία, que está formado con la
raíz de αἷμα, -ματος, que significa sangre, y la raíz de ῥήγνυμι, desgarrar. De este
modo, el significado original coincide con el que tiene actualmente, pues ya en
griego se entendía por αἱμορραγία el desgarro que produce un abundante flujo de sangre.
Como
es de esperar, este término aparece en la obra de Hipócrates, en varios puntos.
El siguiente ejemplo pertenece al Pronóstico,
en Hipp.prog..23: “καὶ γὰρ φλεγμοναὶ ἐπιγίγνονται τουτέοισι καὶ αἱμοῤῤαγίαι” (pues
en esas intervenciones se producen inflamaciones y hemorragias).
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