La palabra flema está definida por la RAE como “mucosidad
pegajosa que se arroja por la boca, procedente de las vías respiratorias; uno
de los cuatro humores en que la medicina antigua dividía los del cuerpo humano;
calma excesiva, impasibilidad; producto que se obtiene en el comienzo de la
destilación de mezclas orgánicas”.
El
origen de este término es el griego φλέγμα, que está relacionado con el verbo φλέγω
(inflamar). De modo que, en la Grecia Antigua, la flema era uno de los cuatro
humores, relacionado con el agua, que se creía que causaba las inflamaciones. También
se utilizaba para expresar fuego o incendio, como este fragmento de la Ilíada de Homero (s. VIII a.C.), en Hom.
Il. 21.337: αὐτὰρ ἐγὼ Ζεφύροιο καὶ ἀργεστᾶο Νότοιο; εἴσομαι ἐξ ἁλόθεν
χαλεπὴν ὄρσουσα θύελλαν; “ἥ κεν ἀπὸ Τρώων κεφαλὰς καὶ τεύχεα κήαι; φλέγμα κακὸν
φορέουσα” (noto una gran borrasca, para que viniendo del mar extienda el
destructor incendio y se quemen las cabezas y las armas de los troyanos).
Por
otra parte, en las Historias de
Heródoto (s. V a.C.) podemos encontrar testimonio de la existencia, ya en
griego antiguo, de la acepción que conservamos, como mucosidad. De este modo,
en Hdt. 4.187.2 puede leerse: “τοῦδε εἵνεκα ὡς μή σφεας ἐς τὸν πάντα χρόνον
καταρρέον φλέγμα ἐκ τῆς κεφαλῆς δηλέηται” (el fin que en esto tienen es impedir
que en toda la vida no les molesten las fluxiones que suelen bajar de la
cabeza, y a esto atribuyen la completa salud de que gozan).
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