El
término procede del griego ὀρίγανον, que se refería a la misma planta que en
castellano. De este modo se encuentra en la comedia Las Acarnienses de Aristófanes, en Aristoph. Ach. 874: “ὅσ᾽ ἐστὶν ἀγαθὰ
Βοιωτοῖς ἁπλῶς; ὀρίγανον γλαχὼ ψιάθως θρυαλλίδας; νάσσας κολοιὼς ἀτταγᾶς
φαλαρίδας; τροχίλως κολύμβως” (cuanto de bueno hay en Beocia: orégano, poleo,
esterillas, mechas para lámparas, ánades, grajos, francolines, pollas de agua,
reyezuelos, mergos...).
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