El vocablo palabra aparece
definido en el diccionario de la RAE como “unidad lingüística, dotada
generalmente de significado, que se separa de las demás mediante pausas
potenciales en la pronunciación y blancos en la escritura; representación
gráfica de la palabra hablada; facultad de hablar; aptitud oratoria; empeño que
hace alguien de su fe y probidad en testimonio de lo que afirma; promesa u
oferta; derecho, turno para hablar en las asambleas políticas y otras
corporaciones; ninguna cosa; signo (‖ configuración ejecutada con las manos)”.
Se
trata de un término que proviene del latín parabŏla, y este del griego παραβολή,
que estaba formado por παρά, más allá de o en comparación con, y βολή, tiro o lanzamiento (relacionado con βολέω/βάλλω),
de modo que originalmente se habría referido a una comparación. Así es como se
encuentra en los discursos de Isócrates (s. V-IV a.C.), concretamente en el Panatenaico, en Isoc. 12 227: “εἰ δέ
τισι δοκῶ τὴν παραβολὴν ἀπρεπῆ πεποιῆσθαι πρὸς τὴν ἐκείνων δόξαν, ταύτην μὲν ἐῶ,
λέγω δὲ Τριβαλλούς” (si a algunos les doy la impresión de haber hecho una
comparación inconveniente para el prestigio de aquéllos, la omitiré y hablaré
de los tríbalos). En latín se verificó un cambio de sentido, desde comparación
a narración, con alteración en paraula y la creación del verbo paraulare (cast.
hablar, fr. parler, it. parlare etc.). De modo que llegó también, a lo largo
del proceso de evolución desde el latín al castellano actual, al significado
que la RAE presenta, desde “unidad lingüística, dotada generalmente de
significado, que se separa de las demás mediante pausas potenciales en la
pronunciación y blancos en la escritura” a todos los demás que se derivan de
esta acepción.
El
mismo étimo griego se tomó posteriormente como cultismo, especialmente ligado
al mundo religioso. De este modo el vocablo parábola está también recogido en
el diccionario de la RAE como “narración de un suceso fingido de que se deduce,
por comparación o semejanza, una verdad importante o una enseñanza moral”.
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