Proviene
del griego σῦριγξ, -ιγγος, que significa caña, flauta o tubo, a través del
latín tardío syringa. En griego, a menudo, se utilizaba como flauta o como caña con la que se fabricaban las mismas, como puede observarse en la tragedia Electra, de Eurípides, concretamente en Eur. El. 145: “ἆ ἆ σύριγγος ὅπως πνοὰ λεπτοῦ
δόνακος, ὦ φίλα, φώνει μοι” (¡Ay, ay! Como un soplo de flauta de tenue caña,
háblame, amiga). En español se ha aplicado al “instrumento compuesto de un tubo
que termina por su parte anterior en un cañoncito delgado, y dentro del cual
juega un émbolo por medio del que asciende primero, y se arroja o inyecta
después, un líquido cualquiera” por la relación de similitud que guarda con el
significado del término griego, como pequeño tubo.
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